O para una novela que, en todo o en parte
(o en sueños), se desarrolle durante el verano. Y aquí vendría bien decir
aquello de
» [...] y compuse la cara, agité el
vaso y, más que cantar, declamé, eel fina-al... deel verano... llegó, y tú
partirá-as..., yoo no seé, haasta cuándo, este amor... recordaraás...,
[...]
»Bueno, sí, ha llegado el final de
nuestro verano, dijo Charli un día que estábamos en la casa de la plaza de La
Aduana alrededor de la camilla, pero es que todos los veranos se acaban y
bastante ha durado el nuestro, ahora mismo empiezan otros, todos los días
empieza el verano para alguien, jovencitos del planeta entero, negros, verdes,
cobrizos, incluso blancos... [...]
... lo que es un mínimo fragmento de
un libro que se llama Charli
en Wonderland y en el que se habla de aquellos veranos de la época
del rock and roll, cuando comenzaron a verse elementos que luego han sido
tan comunes como las minifaldas, los pantalones vaqueros, las guitarras
eléctricas y los bikinis... En fin, no quiero ni acordarme y hablemos mejor de
los tiempos futuros, es decir, los que se describen en La aventura de las luces
azules, narración futurista en la que se abordan asuntos tales
como la telepatía o la comunicación con inteligencias extraterrestres que no
quieren ni vernos (no me extraña, por otra parte) y tienen como interlocutores
a los cetáceos... ¿Suena raro? Pues no lo es tanto, y cualquiera puede echar
una ojeada a los asuntos mencionados en los enlaces de arriba.
Y como siempre, también existe ESTO.
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